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Cómo el estrés daña al corazón
Osborne participó con un equipo de expertos dirigido por Ahmed Tawakol, también del Hospital Common de Massachusetts, en un análisis de cómo reacciona el cuerpo al estrés psicológico. Osborne afirmó que las pruebas acumuladas sobre cómo responden el cerebro y el cuerpo al estrés psicológico crónico sugerían firmemente que la medicina moderna había estado descuidando un peligro de importancia crítica para la salud del corazón.
Todo comienza en la parte del cerebro que procesa el miedo, la amígdala, que reacciona al estrés activando la llamada respuesta de lucha o huida, lo que desencadena la liberación de hormonas que, con el tiempo, pueden aumentar los niveles de grasa corporal, la presión arterial y la resistencia a la insulina. Además, según explicó el equipo, la cascada de reacciones al estrés provoca la inflamación de las arterias, favorece la coagulación de la sangre y deteriora la función de los vasos sanguíneos, todo lo cual favorece la aterosclerosis, la enfermedad arterial que subyace en la mayoría de los ataques cardíacos y los accidentes cerebrovasculares.
El equipo de Tawakol explicó que las imágenes neurológicas avanzadas permitieron medir directamente el impacto del estrés en diversos tejidos corporales, incluido el cerebro. Un estudio previo con 293 personas inicialmente libres de enfermedades cardiovasculares que se sometieron a escáneres de cuerpo entero que incluían la actividad cerebral tuvo un resultado revelador. Cinco años más tarde, se comprobó que los individuos que tenían una actividad elevada en la amígdala presentaban mayores niveles de inflamación y aterosclerosis.
Traducción: aquellos con un nivel elevado de estrés emocional desarrollaron evidencias biológicas de enfermedades cardiovasculares. Por el contrario, según Osborne, “las personas que no están demasiado tensas” son menos propensas a experimentar los efectos cardíacos del estrés.
Los investigadores estudian ahora el impacto en el cerebro de un programa de reducción del estrés denominado SMART-3RP (por la sigla en inglés de Programa de Gestión del Estrés y Entrenamiento para la Resiliencia-Respuesta de Relajación), así como en los factores biológicos que favorecen la aterosclerosis. El programa está diseñado para ayudar a las personas a reducir el estrés y fomentar la resiliencia mediante técnicas de mente y cuerpo como la meditación basada en la atención plena, el yoga y el taichí. Estas medidas activan el sistema nervioso parasimpático, que calma el cerebro y el cuerpo.
Desactiva el estrés y sus efectos
Incluso sin un programa formal, Osborne aseguró que las personas pueden minimizar las reacciones de su cuerpo causadas por el estrés y que dañan el corazón. Una de las mejores maneras es mediante el ejercicio físico recurring, que puede ayudar a amortiguar el estrés y la inflamación corporal que este puede causar.
Como dormir mal aumenta el estrés y favorece la inflamación arterial, desarrollar buenos hábitos de sueño también puede reducir el riesgo de daños cardiovasculares. Adopta un patrón consistente para la hora de acostarte y despertarte, y a la hora de acostarte evita la exposición a pantallas que emitan luz azul, como los teléfonos y las computadoras, o usa filtros de luz azul para esos dispositivos.
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